
El próximo estándar de almacenamiento UFS 5.0 está casi listo y apunta a ser una de esas mejoras silenciosas que se notan en el día a día: aperturas de apps más ágiles, menos esperas al mover fotos o instalar apps y un empujón a las funciones de IA en el dispositivo. La clave no es solo la velocidad, sino también la eficiencia: más rendimiento sin penalizar en consumo, algo vital en móviles, donde cada miliamperio-hora (mAh) cuenta.
Ahora bien, conviene ponerlo en contexto. UFS 4.0/4.1 domina la gama alta actual y ya ofrece cifras elevadas. UFS 5.0 sube el listón hasta 10,8 GB/s de lectura secuencial teórica y añade cambios en la capa física para mejorar la integridad de la señal y la integración con los SoC modernos. Pero hay una letra pequeña que considerar: no lo veremos en móviles comerciales hasta 2027, según las hojas de ruta del sector. Habrá que esperar.
Más allá del titular de la velocidad, UFS 5.0 trae mejoras pensadas para escenarios reales. El estándar introduce técnicas de «link equalization» para señales más limpias, lo que ayuda a mantener tasas altas sin errores cuando el diseño interno del teléfono dificulta la transmisión de datos. También separa mejor la alimentación del PHY respecto al subsistema de memoria para reducir el ruido eléctrico y facilitar la integración en placas cada vez más densas.
Todo ello se acompaña de optimizaciones de consumo: subir el ancho de banda sin disparar el consumo energético es lo que permite que tareas como el procesamiento de fotos, la edición de vídeo o la inferencia de modelos de IA se beneficien de un flujo de datos más constante. Además, se mantiene la retrocompatibilidad con UFS 4.x, de modo que la transición para fabricantes debería ser menos traumática que en saltos de generaciones anteriores. Como siempre, el rendimiento final dependerá del controlador, el firmware y el SoC que lo acompañen.
El estándar está en su fase final, pero los ciclos de diseño de hardware son largos. Las hojas de ruta públicas sitúan la adopción en smartphones a partir de 2027, con marcas como Samsung apuntando a esa fecha. Hasta entonces, lo normal será ver UFS 4.1 evolucionando y apurando el margen en controladores y firmware. No esperes mejoras inmediatas: las cifras de laboratorio rara vez se reflejan en el uso diario, y el rendimiento aleatorio (que afecta a la apertura de apps y cachés) importa tanto como la lectura secuencial.
¿Se notará? En tareas pesadas, sí: ráfagas de cámara de alta resolución, exportaciones de vídeo en 4K/8K, instalaciones grandes y, sobre todo, IA generativa y asistentes locales que hacen uso de modelos de IA más complejos. En navegación y mensajería el salto será menos evidente. Y como siempre, habrá diferencias entre gamas: los buques insignia serán los primeros, seguidos por una llegada gradual al resto del catálogo.
UFS 5.0 pinta muy bien: más ancho de banda, mejor eficiencia y extras de seguridad. El reto está en que llegue a tiempo y acompañado de SoC, RAM y software que realmente lo aprovechen. Hasta entonces, toca seguir de cerca cómo evoluciona UFS 4.1 y de qué margen real tienen los fabricantes para mejorar la autonomía y controlar la temperatura.
Pienso que todas estas novedades sobre la velocidad de quinta generación podrían marcar un antes y un después en la industria. Sin embargo, puede considerarse injusto que inicialmente solo esté dirigido a dispositivos móviles de alta gama. De momento, quienes solemos optar por smartphones de gama media tendremos que esperar a que esta tecnología llegue a dispositivos más asequibles.
¿Crees que el salto de almacenamiento será tan notorio como el de los procesadores de los últimos años? Te leemos en los comentarios.