
Samsung estaría preparando un salto importante en durabilidad en sus móviles plegables gracias a una tecnología de pantalla autocurativa capaz de detectar y reforzar microgrietas antes de que se propaguen. La idea no es nueva en teoría, pero ahora toma forma con un sistema de sensores y microhilos alrededor de los recortes del panel (cámara, lector de huellas, etc.) que actúa como una red interna de protección para el vidrio ultrafino.
Más allá del titular llamativo, lo relevante es cómo encaja esto en la hoja de ruta de los Galaxy Z Fold y Galaxy Z Flip. A día de hoy, Samsung mantiene el lector de huellas en el lateral por la debilidad que generan los recortes y las capas flexibles. Si la pantalla es capaz de detectar tensiones y sellar microfisuras en tiempo real, se abre la puerta a integrar el lector de huellas bajo la pantalla y a reducir uno de los puntos frágiles que más preocupan a quienes dudan en dar el salto a un plegable.
El enfoque descrito en la patente rodea las zonas críticas con un bucle de detección formado por microhilos que monitorizan el estado del panel. Cuando detectan un daño microscópico o una tensión anómala, activan unos patrones metálicos simulados que refuerzan las secciones afectadas y evitan que el problema se expanda por las capas del OLED. Además, el diseño contempla ranuras y selladores especiales que bloquean la entrada de oxígeno y humedad, dos enemigos directos del panel plegable.
No se trata de magia ni de «cerrar» una grieta visible como por arte de magia, sino de mitigar el daño en su fase más temprana. En la práctica, eso significa menos marcas con el paso del tiempo, menos riesgo de líneas crecientes alrededor de la cámara interna y una mayor confianza para usar gestos o presionar el panel sin miedo a debilitarlo.
Si esta tecnología llega a cristalizar en un producto, la consecuencia más interesante sería permitir integrar sensores bajo la pantalla en la parte flexible (cámara y, especialmente, el lector de huellas). También ayudaría a homogeneizar el desgaste alrededor de la bisagra y los recortes, zonas donde hoy aparecen los microdaños que desembocan en fallos con el tiempo. Además, la experiencia podría ganar en resistencia a la humedad y en la consistencia del tacto al reducir irregularidades microscópicas.
Ahora bien, hablamos de una patente: no hay garantías de que lo veamos en la próxima generación ni de que llegue tal cual se describe. Implementarlo requiere materiales, procesos y costes adecuados para su viabilidad técnica. Aun así, encaja con los pasos previos de Samsung en paneles flexibles y con su objetivo de normalizar el plegable como móvil principal.
No hay fechas confirmadas. Lo razonable es pensar en una adopción gradual: primero en prototipos y, si los resultados acompañan, en una futura iteración de los Galaxy Z. Mientras tanto, sirve como mensaje: la durabilidad sigue en el centro del desarrollo de los plegables. Si Samsung logra que el propio panel se «defienda» solo de microdaños, el salto en confianza del usuario puede ser tan importante como un nuevo chip o una batería de mayor capacidad. Esto también abre la oportunidad de que desaparezcan finalmente las marcas del pliegue que incluso son visibles aún en el Z Fold7 y Flip7.