
Samsung ha presentado su visión para las redes 6G con un mensaje claro: menos promesas de cifras espectaculares y más foco en la experiencia real del usuario. Tras una década en la que el 5G no siempre ha cumplido las expectativas fuera de los laboratorios, la compañía surcoreana propone una hoja de ruta que prioriza IA nativa, sostenibilidad, cobertura ubicua y redes más seguras y resilientes.
El fabricante afirma que el avance no debe medirse únicamente en términos de velocidad (gigabits) y latencia, sino en la forma en que se despliegan y operan las redes para que lleguen a más lugares, gasten menos energía y soporten casos de uso reales (XR, gemelos digitales, IoT masivo o FWA). En esa transición, 5G-Advanced será la base inmediata mientras madura la estandarización de 6G. La idea es aprender de lo que no funcionó con 5G para evitar la «hiperpromesa» y centrarse en beneficios tangibles.
Samsung resume su apuesta en cuatro atributos clave: cobertura ubicua, red sostenible, IA nativa y seguridad con resiliencia de extremo a extremo. Es un giro frente al marketing de picos de velocidad: la prioridad pasa a ser la calidad percibida, la estabilidad y la disponibilidad del servicio en más contextos, desde interiores hasta zonas rurales.
El ahorro energético no es un aspecto accesorio. La RAN concentra la mayor parte del consumo de una red móvil y Samsung plantea evolucionar técnicas como DRX, adaptación de ancho de banda o coordinación UE-red con enfoques «Smart-ON» que duerman partes de la red cuando no hacen falta. A la vez, insiste en que 6G debe simplificar la integración de verticales (automoción, industria, robótica, realidad extendida) para que no se repita el escenario de 5G, donde funciones como URLLC o el sidelink V2X quedaron lejos del despliegue masivo.
En 4G y 5G, muchos casos de uso se añadieron «a posteriori» con parches de software o hardware, elevando la complejidad y los costes. Para 6G, Samsung aboga por diseñar desde el inicio con integración vertical: que la capa física, el protocolo y las funciones de red nazcan pensando en esas aplicaciones críticas. Esto afecta al MIMO ascendente, a la eficiencia espectral y a la gestión inteligente del enlace para equilibrar mejor el tráfico de subida y bajada, clave en FWA y CPE modernos.
La cobertura también apunta más alto: junto a las celdas terrestres, el 6G incluirá redes no terrestres (NTN) para llevar conectividad allí donde hoy no llega el 5G. Y todo ello orquestado con IA para predecir condiciones de radio, asignar recursos y mantener la red estable con menos consumo. No se trata de prometer velocidades exageradas, sino de ofrecer una red que funcione mejor, durante más tiempo y en más lugares.
Mientras llegan los primeros bloques de 6G al 3GPP (con Release 20 como punto de partida), veremos mejoras graduales en 5G-Advanced: funciones de IA en la RAN, cobertura extendida y optimizaciones de energía que ya anticipan lo que será el salto. Samsung sitúa el grueso de la estandarización de 6G alrededor de 2030, con años previos de validación técnica y consensos en espectro y arquitectura.
Queda camino por recorrer, pero el mensaje es contundente: menos humo y más utilidad. Si 6G triunfa, no será porque marque un récord de laboratorio, sino porque hará que tu móvil y tus dispositivos conectados rindan mejor, consuman menos y estén en línea donde hoy no llegan. Todo esto tiene un enfoque prometedor, considerando que Qualcomm también plantea una visión que podría marcar un antes y un después en la conectividad de sexta generación.
¿Te convence este enfoque «menos cifras y más experiencia» para el 6G? ¿Qué falló para ti en el 5G y qué te gustaría que mejore la próxima generación? Te leemos en los comentarios.