
Samsung no se esconde: el Galaxy S26 Ultra seguirá la senda de refinamiento iniciada con el S25 Ultra, pero dará un paso más con esquinas más redondeadas y un leve cambio de tamaño. Las últimas filtraciones ponen el foco en la ergonomía y en pequeños ajustes que pueden marcar la diferencia en el día a día.
A falta de confirmación oficial, todo apunta a un Ultra que crece mínimamente en altura y anchura respecto al S25 Ultra, mientras adelgaza unas décimas. Cambios sutiles, sí, pero coherentes con una estrategia que prioriza la comodidad en la mano y el uso prolongado sin aristas tan agresivas como las de generaciones anteriores.
Diseño y dimensiones: más curvas para el Ultra
Las maquetas y los renders compartidos por filtradores de confianza muestran un S26 Ultra con esquinas aún más redondeadas que las del S25 Ultra. En números, las dimensiones que se manejan sitúan al S26 Ultra en 163,4 x 77,9 x 7,9 mm, frente a los 162,8 x 77,6 x 8,2 mm del S25 Ultra. Es decir, un poco más alto y ancho, pero más delgado. La diagonal de la pantalla no variaría de forma apreciable, por lo que el aspecto general seguiría siendo el de un «ladrillo» de gama alta… algo más amable al tacto.
Este giro encaja con el cambio de filosofía que vimos en 2025: Samsung dejó atrás las esquinas angulosas del S24 Ultra para suavizarlas en el S25 Ultra y, ahora, acentuaría esa curva para mejorar el agarre y la comodidad en los bolsillos. El diseño mantendría una línea continuista (los marcos, la perforación para la cámara frontal y la ubicación del S Pen), pero con una trasera que podría recuperar una leve «isla» de cámara para alojar ópticas de mayor tamaño.
Otros cambios a la vista: batería, cámara y Qi2
El hecho de que el S26 Ultra adelgace alrededor de 0,3 mm complica un aumento de capacidad más allá de los 5000 mAh que llevamos viendo desde hace varias generaciones. Aun así, suena con fuerza la posibilidad de una carga rápida de 60 W, un aumento relevante frente a los 45 W actuales, que ayudaría a acortar los tiempos de carga sin sacrificar autonomía.
En fotografía, el movimiento hacia una «isla» serviría para albergar sensores y ópticas más grandes, con especial atención a una cámara principal de 200 MP con apertura más amplia y a un teleobjetivo 5x revisado. No es un rediseño radical, pero sí una base para mejorar la captura de luz y la nitidez en el zoom reduciendo la necesidad de recurrir a la fotografía computacional.
Más allá del Ultra, las maquetas del resto de la familia apuntan a novedades útiles que también podrían salpicar al modelo tope de gama: se aprecia una depresión circular en la parte trasera que encaja con la adopción de imanes para Qi2, lo que facilitaría la alineación en cargadores compatibles y abriría la puerta a un ecosistema de accesorios magnéticos más robusto.
Qué cambia para el usuario de un Galaxy Ultra