30 agosto, 2025

El Exynos 2600 vuelve a escena con resultados filtrados en Geekbench que, sobre el papel, lo colocan por delante del Snapdragon 8 Elite que monta la serie Galaxy S25. Hablamos de un salto generacional ambicioso para Samsung: nuevo proceso (se rumorea de 2 nm) y una configuración de CPU de diez núcleos que apunta a recuperar la credibilidad de Exynos en la gama alta.
Más allá del ruido, lo importante para el usuario es cómo se traduce este avance en rendimiento real y en eficiencia. Las cifras de Geekbench son solo una parte de la historia (y pueden variar en un producto final), pero sirven para medir la potencia bruta y para anticipar si el 2600 podrá competir con solvencia con el 8 Elite en tareas del día a día, desde juegos exigentes hasta edición de vídeo o funciones de IA en el dispositivo.
Parece que la firma finalmente quiere redimirse y jugar un papel fundamental en la gama premium, que, hasta el momento, ha quedado muy por detrás de la competencia.

En la última aparición del Exynos 2600 en Geekbench 6, el chip de Samsung ha marcado 3.309 puntos en mononúcleo y 11.256 en multinúcleo. Frente a los resultados típicos del Snapdragon 8 Elite en los Galaxy S25 (en torno a los 2.800–3.000 en mononúcleo y 9.200–9.500 en multinúcleo), el Exynos asoma una ventaja aproximada del 10–15 % en mononúcleo y de casi un 20 % en multinúcleo. Si estas diferencias se confirmaran en dispositivos comerciales, veríamos mejoras directas en tiempos de apertura, exportaciones de vídeo o procesos de IA generativa.
La filtración más sólida del Exynos 2600 habla de una CPU de diez núcleos con un esquema de altas frecuencias: seis núcleos a ~2,76 GHz, tres a ~3,26 GHz y un «prime» a ~3,80 GHz. Es un enfoque que prioriza el rendimiento sostenido en multinúcleo y que, combinado con un nodo más avanzado, debería traducirse en mejor eficiencia por tarea que en generaciones anteriores. Por su parte, el Snapdragon 8 Elite utiliza núcleos Oryon personalizados, con picos muy ambiciosos en su variante para Galaxy, lo que explica su muy buen rendimiento en mononúcleo.
Otro dato a tener en cuenta: el salto respecto al Exynos 2500 es notable. Los primeros equipos con ese chip (como el Flip de este año) quedaban por detrás del Snapdragon 8 Elite, mientras que el 2600, en estas mismas pruebas, apunta a un salto claro en mononúcleo y especialmente en multinúcleo. Si Samsung mantiene estas frecuencias y refuerza la refrigeración, el techo de rendimiento no será el problema.

El otro gran titular es el proceso de fabricación. Todo apunta a que el Exynos 2600 llega con nodo de 2 nm (GAA), frente a los 3 nm del Snapdragon 8 Elite. En teoría, esto aporta mejor relación potencia/consumo y mayor densidad, algo clave para la autonomía y para sostener frecuencias altas sin «throttling». La cruz de la moneda es la madurez del proceso: si los rendimientos de fabricación no acompañan, es probable que Samsung ajuste plazos, volúmenes o incluso la estrategia de lanzamiento.
Para el usuario, la eficiencia real se verá en métricas como temperatura, autonomía y estabilidad de rendimiento tras varios minutos de carga sostenida (juegos, vídeo 4K/8K, IA en local). Si el Exynos 2600 logra convertir su ventaja teórica de nodo en menos calor y más batería, la experiencia podría mejorar incluso aunque la diferencia de puntos en Geekbench se acorte.
Mirando a los próximos Galaxy, todo indica que Samsung manejará de nuevo un escenario dual o escalonado según mercados si el 2600 no está listo a tiempo o si la producción es limitada. En Europa, históricamente hemos visto más presencia de Exynos, pero lo relevante será el equilibrio entre rendimiento y eficiencia. La GPU y las funciones de IA (traducción en tiempo real, superresolución de vídeo, edición generativa) serán decisivas: de poco sirve ganar en CPU si se pierde terreno en gráficos o en consumo.
Si los resultados se sostienen fuera del laboratorio, el Exynos 2600 podría adelantar al Snapdragon 8 Elite en CPU pura y lo que importa más recortar distancia en eficiencia, que es donde Exynos flojeó en el pasado. Pero hasta ver móviles finales, lo prudente es tratar estas cifras como lo que son: un anticipo. Si estás pensando en renovar, espera a pruebas con temperaturas, autonomía y GPU antes de decidir.
Ahora bien, conviene mantener la cautela. Estamos ante muestras de ingeniería y un test sintético. Factores como la gestión térmica, el límite de consumo, el planificador del sistema y las optimizaciones de firmware pueden estrechar (o ampliar) esas distancias. De hecho, el Snapdragon 8 Elite «for Galaxy» ya mostró picos de frecuencia muy altos y, en escenas sostenidas, su comportamiento depende mucho del diseño térmico de cada móvil. En resumen: buenas noticias para Exynos, pero todavía no es un veredicto final.
¿Qué te parece este «regreso» de Exynos? ¿Te convencería un Galaxy con el 2600 si mantiene la ventaja en CPU y mejora la eficiencia frente al Snapdragon 8 Elite?
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