30 septiembre, 2025
Un caso reciente ha encendido las alarmas en torno al Samsung Galaxy Ring: la batería hinchada de una unidad dejó el anillo atascado en el dedo de su propietario, lo obligó a acudir al hospital y le hizo perder un vuelo. Más allá del impacto inicial, el episodio reabre el debate sobre los riesgos de incorporar baterías en dispositivos que rodean el cuerpo y resultan difíciles de retirar si algo falla.
Según compartió el afectado en redes sociales, el anillo comenzó a abombarse durante un viaje, tras varios días de uso normal. La deformación interna comprimió el dedo hasta el punto de que no se podía retirar el anillo. Finalmente, el personal sanitario pudo retirarlo con ayuda de frío y lubricante, pero el susto —y el vuelo— ya estaban perdidos. Samsung, por su parte, califica estos casos como «extremadamente raros» y asegura que está en contacto con el usuario.
Las imágenes muestran cómo la batería interna del Galaxy Ring se expande hacia el canal interior del anillo, justo en la zona opuesta a los sensores. La geometría cóncava del aro (titanio por fuera y un canal interior para la batería y la electrónica) ofrece poco margen para que una celda de litio se deforme hacia el exterior, de modo que la presión se dirige hacia el dedo. Se trata de un escenario muy distinto al de un móvil con la tapa abombada, que al menos no «abraza» una parte del cuerpo.
Ya existía otro testimonio previo en redes sociales, en el que la batería de un Galaxy Ring relativamente nuevo también presentó un defecto similar. Por ahora, eso sí, no parece un problema generalizado: hablamos de casos aislados, pero que merecen atención por la implicación de seguridad que tienen en un wearable (dispositivo corporal portátil) que no se puede quitar con la misma facilidad que un reloj o unos auriculares.
A raiz de este incidente, Samsung ha comunicado lo siguiente: «La seguridad de los usuarios es nuestra máxima prioridad. Se trata de un caso extremadamente raro, y estamos en contacto directo con el Sr. Rotar para recuperar el producto y conocer sus preocupaciones».
La compañía ha reiterado que la seguridad del usuario es prioritaria y que estos incidentes son poco frecuentes. En cuanto a las medidas para retirarlo, Samsung recomienda aplicar jabón y enjuagar con agua fría, o incluso sumergir la mano en agua fría para reducir la hinchazón y facilitar el giro del anillo hasta liberarlo. Si estas maniobras no funcionan, acude a un centro médico cuanto antes; forzar la pieza o aplicar calor puede empeorar la situación.
El Galaxy Ring presume de IP68 y 10 ATM, pero eso no lo protege frente al agua salada ni al cloro. El propio fabricante advierte que la sal y los desinfectantes de piscina pueden afectar a la estanqueidad del anillo, y aconseja enjuagar con agua dulce y secar bien tras el contacto con estos medios. Es una buena práctica para cualquier wearable con batería: evitar la corrosión reduce riesgos y alarga la vida útil.
Más allá de este caso, las baterías de iones de litio pueden hincharse por envejecimiento, daños físicos o condiciones extremas. Para minimizar riesgos en anillos inteligentes:
Lo sucedido con el Galaxy Ring es, por ahora, un incidente raro, pero sirve de recordatorio: cuando la batería rodea literalmente el dedo, cualquier fallo tiene un componente de seguridad personal mayor que en otros gadgets. Si usas un anillo inteligente, extrema las precauciones con el agua salada, mantén hábitos de mantenimiento y asegúrate de que la talla te permite retirarlo sin problemas.
Todo estos acontecimiento cambian las perspectivas del usuario sobre un producto tan innovador como este. El Samsung Galaxy Ring es un gadget sumamente interesante, con unas especificaciones coherente hacia al público clave, pero quizás aún no cumple con los estándares de seguridad.
¿Te planteas usar un anillo inteligente después de este caso o lo ves un riesgo innecesario?
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